“Cuando el niño era niño, andaba con los brazos pegajosos, quería que el riachuelo fuera río y el río, que esta flaca fuera el mar... / ... no sabía que era niño, todo para él tenía una alma y todas las almas eran una... / ... no tenía opinión sobre nada, no tenía costumbre...Cuando el niño era niño, lanzó un bastón contra un árbol, como una lanza y siempre vibra.”
Peter Handke

Toda danza es una promesa que no pretende cambiar el orden de las cosas. En el instante pone un acto frágil y gratuito, traza en el aire los caminos imaginarios que nos permiten inventar los de nuestro mundo real.
Dos cuerpos, dos alientos, dos seres. Dos cómplices en la vida y en el camino del arte, desde hace más de dos décadas. Aurélien baila y Eric toca la flauta. Se ponen en camino, en busca de este estado de infancia que Peter Handke expresa tan justamente en su poema, donde todo se descubre y se vive al instante, donde todo es posible, para continuar creyendo que los caminos imaginarios inventan los de nuestro mundo real, que las lenguas inventadas explican nuestras verdades íntimas, que real y la poética no hacen más que uno.

El mundo, en su actualidad brutal y violenta, no los deja hoy más que una sola elección, reencontrar la fuente del que los hace creer que la belleza puede encara contar, para ellos, como para los otros, como un acto gratuito que podría desafiar este caos por la danza, por la música, por el dibujo en directo.

De y con: Aurelien Zouki y Eric Deniaud
Producción: Collectif Kahraba
Coproducción: Escena Nacional de Blanquefort