Los que comparten la misma sala de espera son lanzados como dados a formar parte de un microcosmos que tiene su propio código de conducta, de movimientos y de palabras. ¿Quién ha programado el panel electrónico, los ordenadores y las máquinas que indican donde, como y cuando activarse?
Guiados por los profesionales de la espera, los "esperantes" se mueven al compás de una coreografía inconsciente y se preguntan a menudo: ¿Quién hay detrás de la persona que espera a mi lado o de esos trabajadores encargados del funcionamiento fluido y efectivo de la espera?